martes, 31 de marzo de 2009

El metepatas

De pequeño era un poco metepatas, al menos eso dice mi madre. No puedo negar que existen numerosos ejemplos que corroboran este extremo. Como muestra un botón.

Recuerdo con claridad cuando mi madre nos llevaba a todos los hermanos al Club Náutico en las calurosas tardes de verano. Mi padre nos acercaba en el coche, del que nos bajábamos los siete hermanos. Corríamos hacia la portería o control de acceso en donde presentábamos los carnés.

Hasta los cuatro años se podía acceder al Club sin ser socio. El verano en el que cumplí los cinco años mi madre me llevó sin presentar el ya obligatorio carné. Con seis años continué accediendo por la cara. Y también con siete. A estas alturas el portero ya me vería muy crecido porque comenzó a preguntarme la edad todos los días. Yo siempre respondía la verdad y esto me costaba un pellizco retorcido de mi madre y un pescozón. Una vez en el interior del Club me llamaba metepatas y me pedía que al día siguiente dijera que tenía cuatro años.

Ahora mirando la fecha de alta de mi carné extraigo la conclusión que hasta los nueve años estuve entrando en el club con mi madre dándome patadas en el culo. Y yo hasta el último día metiendo la pata.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Presa de Almendra



En los últimos días la compañía eléctrica Iberdrola ha estado emitiendo un anuncio en televisión en el que aparecen multitud de personas que, unos sobre otros, terminan conformando una presa de grandes dimensiones.

Esta presa existe y está situada en la provincia de Salamanca en el estuario del río Tormes, poco antes de unirse al Duero cerca de la frontera con Portugal.

Inaugurada en 1.970 se eligió aquel año como la presa más grande de Europa Occidental y una de las más altas del mundo. Hoy continúa siendo la más importante de España.

En aquel periodo(1.950- 1.975) la ingeniería de presas y de generación hidroeléctrica experimentó un impulso de magnitudes megalómanas, posicionando a España como una potencia mundial en el diseño y ejecución de presas. De hecho, a esta clase de presas tipo bóveda se les llamó "presas españolas". Multitud de países se interesaron por el proyecto, extremadamente ambicioso e innovador en su época.

Como dato revelador, sobre las proporciones impresionantes de la presa, mencionar sus 202 metros de altura, equivalentes a un edificio de 70 plantas de altura.

Se adjuntan algunas fotografías.



Aliviadero gigantesco.


Se puede observar la forma abovedada.


202 metros de altura, como dos Giraldas una sobre otra.

domingo, 22 de marzo de 2009

La nueva esclusa de Sevilla

Diseñada a imagen y semejanza de las últimas construidas en el canal de Panamá, la nueva esclusa de Sevilla se convertirá en la esclusa más grande de Europa y una de las 10 más importantes del mundo.

Sus 350 metros de longitud y 35 metros de anchura permitirán el acceso al puerto de Sevilla de barcos de gran eslora potenciando así la capacidad de uno de los motores económicos de la provincia.

Tras cuatro años de trabajos, este fin de semana se ha permitido el acceso a la obra de todas aquellas personas interesadas en tan colosal infraestructura.

Se adjuntan algunas fotografías de la misma.

Por aquí pasarán los barcos una vez entre en funcionamiento.

Los muros pantallas tienen 20 metros de altura

La esclusa permitirá el paso a barcos de más de 300 metros de eslora. Ahora la eslora máxima admisible es inferior a 200 metros.

Sobre estas estructuras metálicas se soportarán los puentes levadizos que darán paso a los vehículos, ferrocarril y personas de un lado al otro.

lunes, 16 de marzo de 2009

Orense: una desconocida con encanto



Una desconocida con encanto. Así describiría esta bella ciudad fundada por los romanos hace más de 2.000 años con el nombre de Auriense ("La ciudad del oro"), por sus enormes recursos del preciado metal en aquel tiempo.

De esta época heredamos el imponente puente romano que se mantiene en perfecto estado de conservación. Usado por el tráfico rodado hasta no hace muchos años, hoy está habilitado exclusivamente para al paso de peatones. Precisamente gran parte de la importancia de la ciudad a lo largo de la historia tiene como razón de ser su estratégico puente.

Las vistas sobre el río Miño, gran protagonista de la ciudad, son un deleite. A lo largo de su cauce se puede disfrutar del baño en sus piscinas y pozas de acceso gratuito. Sobre todo en las calurosas tardes de verano. Algunos días es fácil alcanzar los 40º, superando las temperaturas más altas del sur de España. En invierno con temperaturas muy bajas también es posible el baño porque algunas pozas son de aguas termales. Las piscinas de "Chavasqueira" y las pozas de "Melón" son ejemplos de lo anteriormente expresado.

Existe un dicho popular que describe de manera certera los monumentos más importantes de la ciudad: "Tres cosas hay en Orense, que no las hay en España, el Santo Cristo, el Puente Romano, y las Burgas hirviendo agua".

Las Burgas no dejarán de sorprender al visitante. Se trata de unos manantiales de aguas termales que brotan a una temperatura de entre 64º y 68º con un caudal de 300 litros por minuto. Estos manantiales fueron declarados Conjunto Histórico- Artístico en el año 1.975.



La Catedral de Orense, dedicada a San Martín, es el principal monumento de la ciudad y uno de los edificios románicos más importantes de España. Su construcción data del siglo XII.

El centro de la ciudad, destaca por la belleza de sus edificaciones, también por el uso predominante de la piedra labrada y el granito.



Sin duda, uno de los mayores alicientes de visitar Orense es la gastronomía. Ir de pinchos por el centro es una gozada. Mis locales favoritos son "El Orejas", "Dos Puertas" y "Porta da Aira" . En "El Orejas" es apropiado degustar una copa de "Mencía", vino tinto de la tierra, acompañado de una buena oreja de cerdo al pimentón. Aunque, reconozco, es difícil resistirse al refrescante ribeiro.

No encontraremos en Galicia mejor lugar para disfrutar del "pulpo a la gallega". En este sentido llama la atención las "pulpeiras" o puestos ambulantes en los que se elabora y expende el sabrosísimo pulpo, todos los domingos del año.



Es impensable despedirse de la provincia sin visitar el monasterio cisterciense de "Oseira", o los 18 monasterios sitos en la "Ribeira Sacra", con especial interés "San Estevo de Ribas de Sil" y "San Pedro de Rocas". Espectaculares las vistas del cañón del río Sil.


Ribeira Sacra. Cañones del Sil.

Donde hay patrón no manda marinero.


Río Piedras

O al menos así debería ser. Pero no siempre se cumple este axioma marinero, aceptado en la náutica profesional y de recreo mundial.

Porque, ¿qué ocurre si a bordo se encuentran cuatro marineros con dos patrones que no sólo comparten amistad sino también barco?.

Yo sufrí las consecuencias de tan desaconsejable combinación.

Todos los años en el puente de la Hispanidad, el suegro de mi buen amigo León realizaba la travesía comprendida entre las localidades de El Rompido y Sevilla haciendo escala en el puerto de Chipiona. No recuerdo por qué circunstancia aquel año se aplazó el viaje al mes de diciembre.

Por aquellas fechas empezaba a interesarme por la navegación a vela así que fue una grata noticia cuando mi amigo me comunicó la posibilidad de formar parte de la tripulación de aquella interesante travesía que combinaba un día de mar y otro de navegación por el río Guadalquivir. Naturalmente acepté encantado. También se apuntó nuestro amigo Capitán, que tenía todavía menos idea que yo.

Por fin llegó el día señalado. Embarcamos temprano para aprovechar las escasas horas de sol. Nos separaban de Chipiona unas cuarenta millas y aproximadamente 10 horas de navegación a motor.

El barco protagonista de esta navegación de nombre "Aire Libre" tenía una eslora de aproximadamente 12 metros y 5 de manga. Se trataba de un catamarán de doble casco que destacaba fundamentalmente por su austeridad y simplicidad. Una malla elástica de casi 50 m² unía los dos cascos, lo que permitía una sencilla acomodación y buen reparto de la tripulación. La habitabilidad interior se resumía en unas colchonetas continuas que iban de proa a popa. Carecía de aseo y cocina. Por último, un motor fuera-borda de 50 CV calado en el espejo de cola de uno de los cascos confería unas modestas prestaciones en navegación a motor y una maniobra algo más que complicada en el interior de las marinas. Sin embargo (lo cortés no quita lo valiente) destacaba por su seguridad, buenas prestaciones y muy potente navegación a vela.

El barco se encontraba fondeado en la desembocadura del río Piedras frente a El Rompido. La ría proporcionaba protección a una extensísima flota de barcos que se distribuían entre los numerosos clubes de la zona.

Un botero nos llevó junto a nuestros equipajes y provisiones hasta el barco. Comenzaba así nuestro primer día de navegación. Abandonamos a motor la ría de El Rompido y pusimos rumbo a Chipiona.

Disfrutábamos de un día espectacular pero con tan poco viento que las velas no nos proporcionaban la velocidad necesaria para alcanzar Chipiona a una hora razonable. Incluso lo intentamos con el spinaker. Nos resignamos a continuar nuestra singladura a motor.

A mitad de camino el motor se quedó sin gasolina. Con diligencia y buen oficio uno de los patrones ordenó al marinero más joven que buscara en uno de los tambuchos un depósito auxiliar de gasolina, todo controlado. La petaca estaba exactamente en el lugar indicado pero... vacía. Los dos patrones se cruzaban acusaciones como: "la responsabilidad de llevar gasolina es tuya", "no la mía es la que no falte cerveza" etc. En aquel momento recordé el refrán "haced lo que digo pero no lo que hago". Los tripulantes aguardamos expectantes. Entretanto nos quedamos parados, al albur. Estaba claro que sin viento no podíamos continuar a vela.

Finalmente se optó, con los últimos culines de gasolina, poner rumbo a Matalascañas, población equidistante entre El Rompido y Chipiona, para buscar gasolina. Tardamos una hora en alcanzar la costa. Para los que no conozcan el litoral es importante señalar que Matalascañas no tiene puerto. Así que fondeamos a 150 metros de la orilla y con un pequeño bote de remos los tres voluntarios iniciamos la maniobra de aproximación.

Aunque el tiempo era muy bueno se apreciaba mar de leva (Matalascañas está abierta al Atlántico) y como consecuencia las olas rompían con fuerza en la playa. Los curiosos que paseban por la playa se fueron aproximando para presenciar el naufragio que se avecinaba. Los dos patrones gritaban y se quitaban la palabra "con esa ola no con la otra", "cada tres olas grandes una pequeña". No recuerdo que consejo seguimos pero lo que sí es cierto es que nos comimos la playa y terminamos chorreando en pleno mes de diciembre. Para regocijo de los espectadores.



Matalascañas

domingo, 15 de marzo de 2009

Buque de aprovisionamiento "Cantabria"


Vista general del astillero Navantia de Puerto Real

Como algunos aficionados conocerán, Navantia construye en la actualidad para La Armada Española varios buques en distintos astilleros españoles: en Ferrol (Portaaviones "Juan Carlos I"y Fragata F105 "Roger de Lauria"), en Cartagena (4 submarinos tipo S80), en San Fernando (4 buques de Acción Marítima) y en Puerto Real (buque de aprovisionamiento de combate "Cantabria").

En el día de ayer tuve la oportunidad de fotografiar el nuevo buque de aprovisionamiento. Adjunto algunas fotografías en las que se muestra su estado actual.

Características generales del "Cantabria":

El Buque de Aprovisionamiento de Combate “Cantabria” cuando entre en servicio garantizará la capacidad de Apoyo Logístico Operativo, que constituye la capacidad de proyección de las fuerzas navales que permite llevar a cabo operaciones sostenidas en el tiempo en escenarios geográficos lejanos. Proporcionará en gran parte una de las características inherentes a la fuerza naval, que es la autosuficiencia logística. El buque tiene una eslora total de 174 metros y un desplazamiento a plena carga de 19.600 toneladas.

Podrá mantener una velocidad de 20 nudos (velocidad máxima superior a 21 nudos) y su autonomía a 13 nudos (velocidad económica) será de 6.000 millas.

El “Cantabria” dispone de doble casco. A través de sus cinco estaciones de aprovisionamiento (una en popa) podrá suministrar 8.000 metros cúbicos de combustible para buques y 1.500 metros cúbicos de combustible para aeronaves; así como munición, pertrechos y víveres a una fuerza en la mar. Podrá aprovisionar simultáneamente a tres buques.

Dispondrá de una cubierta de vuelo, con hangar, desde la cual podrán operar helicópteros medios y pesados.

El buque contará con una instalación hospitalaria completa con una capacidad de diez camas, un Quirófano totalmente equipado con instalación para la realización de Telemedicina por videoconferencia, una Sala de Rayos X, Consulta de Dentista, Laboratorio de Esterilización, Consulta Médica y Central de gases.









Pulsar sobre la foto si se quiere agrandar.

¡Viva Montesa!

Para los aficionados a las motocicletas españolas, adjunto algunas fotografías de la Montesa enduro 360 modelo L, sacadas este fin de semana en su medio natural: el campo. ¡Viva Montesa!.


Se pueden agrandar las fotos picando sobre ellas.







sábado, 7 de marzo de 2009

Una noche inolvidable


Ribera del Huéznar

El "Parque Natural de Sierra Norte" ocupa una superficie de 177.484 hectáreas. En su interior se incluyen los municipios de Alanís, Almadén de la Plata, Cazalla de la Sierra, Constantina, Guadalcanal, Las Navas de la Concepción, El Pedroso, etc.

Abarca una región de Sierra Morena donde el paisaje dominante lo conforman extensas dehesas de encinas y alcornoques. Su altura media sobre el nivel del mar es de 500 metros aproximadamente.

La también denominada "Sierra Norte de Sevilla" ofrece a los amantes de la naturaleza un entorno de gran belleza paisajística que cuenta con no pocos itinerarios para realizar excursiones.

Para los más jóvenes que quieran iniciarse en el senderismo y la acampada tiene la ventaja de ser accesible por tren desde Sevilla.

Esta fue la razón, no teníamos edad para obtener el carnet, por la que dos amigos y yo decidimos pasar un fin de semana de acampada en El Pedroso.

El viaje en tren resulta muy entretenido y las vistas son estupendas. Una vez en El Pedroso caminando alcanzamos nuestro objetivo: "la Ribera del Río Hueznar", que distaba del pueblo unos cuatro kilómetros.

Establecimos nuestro campamento y disfrutamos largo rato caminando junto al río. Por la noche la temperatura cae empicado y debido a la humedad reinante la sensación de frío es intensa.

Nos acurrucamos en nuestros sacos e intentamos conciliar el sueño. El silencio sólo se sentía cortado por el chapoteo del agua del río.... y por el tic-tac, tic-tac del reloj despertador que mi amigo Capitán había tenído la ocurrencia de llevar.



El reloj era el típico despertador de esfera grande, de cuerda, color dorado con dos patitas en su base y en su parte superior dos campanas de las que arman el escándalo padre cuando son golpeadas por el martillo central. ¿Para qué diablos se había traído el despertador de su abuelo? . Con nuestros casios negros de toda la vida teníamos más que de sobra, por otra parte no teníamos interés en madrugar.

Le pedimos por favor (y en repetidas ocasiones) que interrumpiera aquel suplicio, pero no entraba en razón. Así que tic-tac, tic-tac. Serían las doce cuando en el silencio y oscuridad de la noche escuché como se abría la cremallera de la tienda, segundos después sentí el impacto metálico del puñetero despertador en el exterior, inmediatamente después cerrarse la cremallera. ¡Qué tranquilidad!¡qué paz!. Mi otro amigo había decidido acabar de raíz con el problema. Tuvimos la mala suerte que Capitán se dio cuenta de los sucedido y salió como una furia a rescatar lo que quedaba de despertador.

Como venganza nos estuvo gaseando toda la noche como si de una mofeta se tratara. ¡Qué nochecita! entre el despertador, las flautulencias (¡qué capacidad!) y el frío, no pegamos ojo en toda la noche.

Sólo ya de madrugada el cansancio venció al insomnio y el sueño se apoderó de nosotros.

Fue entonces, por fin había encontrado la postura cómoda, cuando escuché un ruido fuera de la tienda, me aproximé a la cremallera y abrí veinte centímetros. Lo justo para ver allí delante unas botas negras brillantes y un pantalón verde. Cerré la cremallera y en un susurro me dirigí a mis amigos "-fuera está la Guardia Civil-" por respuesta obtuve un sonoro pedo y el comentario "-¡no me pienso levantar, así que búscate otra excusa!-".

Han pasado al menos veinte años y mi amigo Capitán no ha cambiado nada.