Dentro de pocos días se celebrará, en la bonita población de Assen, el Gran Premio de Holanda de motociclismo . El circuito, conocido como "La Catedral", es el predilecto de Ángel Nieto y de otros grandes pilotos, por su trazado y por el ambiente que se respira en sus numerosas competiciones.
Este evento deportivo me trae muy buenos recuerdos porque un año asistí junto a mi hermano José Manuel.
Mi hermano había programado el viaje en moto con varios amigos aficionados. Como suele ocurrir, a medida que pasaban los días, se fueron rajando los voluntarios y al final sólo quedó uno.
Este último, poseedor de una autocaravana, pensó que podía ser una buena idea ir en moto y que un voluntario condujera la caravana como hotel y restaurante rodante al servicio de los motoristas.
Una semana antes de la fecha de salida recibí la llamada de mi hermano brindándome la oportunidad de llevar la caravana. La idea me entusiasmó pero tenía el gran inconveniente de la oposición de mi mujer, así que le dije que no.
Pero las circunstancias cambiaron. El compañero de aventura de mi hermano se rompió una pierna dos días antes del viaje. Desgraciadamente mi hermano se había quedado sin acompañante.
El motero lesionado, en una muestra de gran generosidad, le ofreció su caravana para que disfrutara de un viaje más cómodo y seguro. En el último momento me decidí a acompañarle para que no fuera solo.
Partimos un miércoles a las 14.00 h de Sevilla con un calor asfixiante que rozaba los cuarenta grados. Llevábamos bastante comida y bebida para ajustar el presupuesto al máximo y avanzar muchos kilómetros sin tener que parar.
A los pocos kilómetros nos dimos cuenta que tendríamos que repostar más de lo esperado porque la Iveco gastaba más gasóleo de lo previsto y al pasar de 100 Km/h el consumo se disparaba por encima de los 14 litros a los 100 Km, en consecuencia la autonomía se reducía a unos birriosos 500 Km. En ese momento la bautizamos como: "La Chupona".
A las 22.30 h dejamos atrás la ciudad de Burgos. Pronto abandonamos la autopista y llegamos a un bonito pueblo cuyo nombre no recuerdo ahora. Aparcamos la caravana en el centro del pueblo y buscamos un asador para degustar una buena cena. Tuvimos la suerte de encontrar un restaurante abierto porque casi todos estaban cerrando, o cerrados habida cuenta que eran las 23.00 h. Chuletón de buey, atún, setas, etc, un banquete, en definitiva, que puso fin a nuestro primer día de vacaciones.
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