sábado, 1 de noviembre de 2008

El Galatea

Martes 28 de octubre de 2.008.


Desde la ventana del salón de mi casa teníamos una visual bastante aceptable del puerto de Sevilla. Algunas tardes interrumpía los estudios para observar desde la ventana la actividad del puerto: la entrada y salida de buques, el movimiento de las grúas, el estruendo de la chatarra al descargarla sobre montones enormes que tenían como destino los hornos eléctricos de Siderúrgica Sevillana. Cuando el barco que abandonaba el puerto era muy grande avisaba a mi hermano y corríamos a la esclusa para verlo pasar.

Un día conocimos por el periódico la presencia en el puerto de Sevilla del antiguo buque escuela español "Galatea", anterior al Juan Sebastián Elcano. Botado en Glasgow en 1.896, esta corbeta de tres palos prestó servicio en la Armada Española desde el año 1.922 hasta 1.969, año de su baja. Existía un proyecto para restaurarlo y posteriormente exhibirlo ,en el muelle existente junto a la "Torre del Oro", como buque museo e histórico.

Imagen del buque prestando servicio en la Armada Española

La inversión prevista era asumible por cualquiera de las organizaciones gubernamentales embarcadas en el proyecto y fácilmente amortizable, directamente con la explotación comercial del buque e indirectamente para la ciudad con la llegada de potenciales turistas que recalarían en la ciudad para visitar el "Galatea" con los consiguientes beneficios para la misma.

Como estamos en manos de una casta de políticos ladrones, dilapidadores del erario público en donde las subvenciones son abundantes para amiguetes y sociedades de testaferros, ONGs de dudosa solvencia, proyectos estrafalarios que no aportan nada a la ciudad, el proyecto cayó en el ostracismo y el abandono. La desidia de los responsables de la custodia del barco se materializó en el saqueo indiscriminado y el desgüace del pobre "Galatea" víctima de la inoperancia de estos imbéciles que nos representan.

Nuestra visita a lo que quedaba de barco fue toda una desilusión, nos quedamos compugnidos al comprobar con gran tristeza que del barco sólo quedaba el casco, que además mostraba grandes manchas de óxido. La cubierta era depósito de chatarras y escombros de distinta procedencia. No era justo, por un momento sentimos vergüenza de ser españoles, hubiera sido mejor haberlo hundido de un cañonazo, que esta humillación.


Traslado del buque a Glasgow

Como los ingleses, aunque son unos piratas, nos llevan cien años de ventaja en dignidad, orgullo y respeto por las tradiciones, al ver asombrados lo que los españoles habíamos hecho con el barco, botado cien años antes en un astillero británico, decidieron recuperar el barco y restaurarlo ellos mismos. ¡No darían crédito al observar de lo que habíamos sido capaces!. Crearon una sociedad la "Clyde Maritime Trust" y un fondo de 2,1 millones de libras esterlinas para su restauración y futura explotación como museo naval, salón de convenciones, etc.



Ahora siento admiración y un poco de envidia al ver el resultado obtenido tras algunos años de dedicación y trabajo de los british. Es interesante visitar la web de la sociedad glenlee.co.uk.




Estado reformado del ahora denominado Glenlee, en 1.999

4 comentarios:

Arminio dijo...

Hombre, en horabuena por tu comentario sobre el Buque Escuela de Maniobra Galatea.

Nosostros somos un grupo de marinos que navegamos en el Galatea.

Tenemos un blog sobre el barco donde contamos diariamente las anécdotas, los viajes y la vida a bordo del buque.
Te mando el enlace y te escribo la introducción del blog en el siguiente comentario.

http://bitacora12.soy.es/

Arminio dijo...

Esta no es la historia de un velero, ni una novela sobre temas navales.

Lo que aquí sucederá es el nacimiento, vida, muerte y resurgir de sus cenizas de un buque que nació para mercante, vivió como Escuela de Maniobra de la Armada Española y abocado a su más letal abandono sucumbió en un apartado muelle de Sevilla.

Antes de ser convertido en chatarra fue rescatado de la más humillante indignidad. Hoy en día su figura recorta el horizonte de la tierra escocesa que le vio nacer y cuyos habitantes nunca se olvidaron de aquel hijo pródigo.

Lo que más adelante acontece no son situaciones ficticias, todo lo contrario, es pura realidad. Son momentos anclados en el tiempo, impresiones, alegrías y tristezas vividas y contadas por quienes formaron parte de su dotación.

Sin ellas y su pasión encendida por el Galatea nunca hubiese sido posible dar a conocer estos retazos de su historia

Todo comienza con un grupo de marinos, que dieron unos años de su vida por un ideal lleno de prometedoras aventuras.

Pasados los años se vuelven a encontrar pero ya en tierra dentro y comienza una explosión de historias casi borradas por el tiempo.

Un bendito temporal de prosa que se ha desatado en esta mar de recuerdos.

La calma chicha ha dado paso a una maravillosa galerna, y nosotros anclados en el pasado, descalzos pero llenos de vivencias, nos amarramos al andaribel para no perder contacto con cubierta.

Queremos vivir esta travesía aunque en dique seco, pero llena de ilusión y alegría.

Travesía que gracias a algunos nostálgicos amarrados al duro banco del pasado, hacen que vivamos momentos muy queridos para todos nosotros.

En una vida que poco a poco se diluye, miras atrás y contemplas gozoso como la estela que vas dejando a popa, en vez de confundirse con la mar, toma vida y queda imborrable entre las aguas para que marinos en tierra puedan escudriñar su camino.

Arminio dijo...

En el blog del Galatea está el saludo a su escrito, se lo transcribo literalmente en el suyo.

Gracias por su amable comentario.



Estimado señor Alvaro, en mi nombre y en el de los componentes de este blog, le agradecemos que se haya acordado del Buque Escuela de Maniobra Galatea.

Es grato saber que personas con sensibilidad sobre estos temas, como es su caso, abren un apartadodo en su blog dedicado al viejo velero que tan querido es para nosotros.

Desde aquí le damos la enhorabuena por iniciar esa singladura, que esperamos no esté exenta de agradables comentarios sobre el buque.

Personalmente le participo que en mi navegar no pasaré de largo por su confortable rincón.

Un saludo en nombre del Galatea y de los pocos componenetes de su dotación que a pesar de su reducido número, hacen que “el Galatea navegue de nuevo”.

Álvaro GM dijo...

Muchas gracias por su comentario