Por su alto nivel de prestaciones fue comparada en su época con la Yamaha SR-500. Como novedad respecto al modelo predecesor incorporaba frenos de disco in board (inventados por Sanglas), y rendía 32 CV a 6.700 rpm.
Un buen día mi hermano mayor me informó que un conocido suyo, vendía una Sanglas 500S por 30.000 pesetas. Al parecer la moto funcionaba perfectamente y a pesar de sus años presentaba un aspecto muy bueno.
Este anuncio de venta coincidió con las navidades, fiesta en la que mi maltrecha economía de estudiante se recuperaba un poco, y alcanzaba las cotas de prosperidad más altas de todo el año.
Con sufrimiento pude reunir la cantidad exigida. Inmediatamente adquirí aquella preciosidad de moto, que efectivamente estaba muy bien conservada. La recuerdo con especial cariño porque, entre otras cosas, se trataba de mi primera moto. La ilusión era grande y no me importó que en la presentación, el arranque eléctrico no funcionara y que por tanto la puesta en marcha fuera a patada. Este era un detalle menor, sin importancia para un chaval de mi edad.
Sin perder tiempo, arranqué la moto y corrí presto a enseñarla a mis hermanos. Creo que era el día más feliz de mi vida. Pero la alegría duró poco, porque la moto no volvió a arrancar. Al parecer "el vendedor" había ocultado una avería interna del motor. El alternador estaba roto, no cargaba la batería, esta se descargaba, y la moto no arrancaba. La decepción fue grande porque mi economía no tenía visos de recuperarse en meses, y menos en la cuantía que exigiría una reparación de estas características. Mi padre se apiadó de mi y pagó la que sería la primera factura de la Sanglas. La seguirían otras.
Sanglas 500S, perfectamente conservada.
La moto era una auténtica gozada para los sentidos. En parado sólo la contemplación de su bella estampa compensaba la compra. En marcha, poseía unos bajos muy poderosos que la hacían avanzar con facilidad y soltura. Los pistonazos se sentían con claridad bajo el asiento. El sonido era simplemente espectacular. Los que hayan escuchado una Sanglas, saben de lo que hablo.
De las motos que he tenido en mi vida esta, sin duda, ha sido la que más he empujado. Normalmente camino del taller. La cruda realidad se imponía una y otra vez, era imposible mantener una moto antigua de estas características sin dinero. El poco dinero que tenía lo invertía en ella pero no era suficiente. Sería injusto no dejar constancia de las grandes satisfaciones que me proporcionó la Sanglas en el corto periodo de tiempo que pude disfrutarla.
La última vez que la vi, me la pidió mi hermano para dar un paseo. En esta ocasión fue él quién la acompañó al taller, por el que al parecer, tenía cierta querencia. En lo que significó su último viaje.
2 comentarios:
estimado amigo me ha hecho muchaa gracia esto de que es la moto que más has enpujado, me siento identificado contigo.
Yo estrene una en el 1978 y en 2 años y 4 meses le hice 51.000 kms. se rompia todo prácticamente . . pero el motor (cigüeñal, pistón, cambio,embrague etc. resistió sin problemas)
Publicar un comentario