domingo, 28 de diciembre de 2008

Feliz navidad

Feliz navidad y próspero año 2.009.





Adoración de los magos. Diego Velázquez 1.619. Museo del Prado (click para agrandar imagen)

domingo, 21 de diciembre de 2008

Un fin de semana de invierno

MANTENIMIENTO Y REPARACIONES.


Bricolaje. Reparando la escotilla de proa.

COCINANDO A BORDO.


¿Quién dice que en el barco no se come bien?


¡Al ataque!

PASEANDO POR LA MARINA SECA.


Bella estampa de todo un clásico. Imponente su quilla corrida.


¡Qué bonito!


Siempre es agradable encontrar un Endurance.


Sobre gustos no hay nada escrito.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Viaje a Portugal 2.007. Capítulo III y último.

MARTES 3 DE JULIO.

¿Nos levantamos a las 06.00?, realmente nunca llegamos a dormir en esta noche de viento huracanado. Era de noche cuando abandonamos la isla de Tavira (06.30h). Decidimos poner rumbo a Vilamoura, abandonando la idea de fondear en Culatra. Entre el Cabo de Santa María y Tavira existe una almadraba que está bien señalizada, pero ¡ojo con ella!. El mar estaba como un plato, nada que ver con el día anterior. Llegamos a Vilamoura creo que sobre las 12.30h. con un calor sofocante. Nuestra velocidad media no bajó de los 6 nudos. Estabamos en Vilamoura, habíamos alcanzado el objetivo marcado y superado el ecuador de nuestro viaje. Vilamora es un puerto de lujo en donde abundan las motoras y grandes yates tipo Astondoa, Fairline, Azimut, etc.

Una vez en tierra firme, no era difícil encontrar un Aston Martin o un Hummer tipo CSI Miami, y naturalmente unas chavalas que quitaban el hipo. Un “Puerto Banús” en Portugal. Los servicios están a la altura del puerto, nos llamó poderosamente la atención que al levantarte del inodoro la cadena se activaba automáticamente. Después de aliviar el estómago y de una refrescante ducha, estábamos preparados para hidratamos con profusión, hasta bien entrada la tarde. Por la noche vuelta por el puerto, cerveza de rigor y cena en el barco con fabada asturiana incluida.


Pantalán de espera en Vilamoura





Estamos en Vilamoura

MIÉRCOLES 4 DE JULIO.

Desayuno, limpieza de los barcos, comida en una de las terrazas del puerto y salida ¡por fin! a vela hasta Albufeira, una costa muy bonita, agua muy limpia, una maravilla. Por la noche repetimos fabada, y Padilla se anima a preparar unos chorizos picantes en la cocina del barco.



JUEVES 5 DE JULIO.

A las 07.45 h abandonamos el puerto de Vilamoura, no queda más remedio que regresar. Tenemos la mala suerte de que soplaba muy poco viento y además de levante (en la costa de Portugal y Huelva el viento predominante es el poniente). Así que nos hicimos a la idea de hacer todo el regreso a motor. A la altura del cabo de Santa María, quizás debido a la vaciante del estuario del río Formosa, nos sorprendió una castaña muy fuerte, pero fue breve. La mayor añadía medio nudo a nuestra velocidad media que era de casi 6,2 nudos. El calor era sofocante, a bordo no teníamos ni toldo ni bimini, ni nada parecido. Nos achicharramos. De nuevo por delante horas y horas para descansar, beber cerveza, intentar pescar, picotear, tiempo de vacaciones.

La confianza casi nos juega una mala pasada. Barco navegando a 6 nudos en un mar que estaba como un plato, calor mucho calor, piloto automático, rumbo rectilíneo y muchas horas por delante. Mi hermano que estaba de guardia (aunque realmente siempre estábamos los dos) buscando la sombra de la mayor se sentó en el exterior de la bañera apoyado en el guardamancebo, este se rompió y cayó al agua por estribor. Si en lugar de ir a su lado pendiente, duermo en el interior no creo que lo hubiera escuchado con el ruido del motor, mejor no pensarlo.

La costa española está infectada de boyas que señalizan la posición de las artes de pesca, hay que estar muy pendientes. A 7 millas de la costa de El Rompido observamos el paso de un delfín.


Llegamos a Mazagón con la puesta de sol (21.30h), la travesía se nos hizo un poco larga por el calor. Repetimos la maniobra de siempre: ducha, cervezas reparadoras y buena cena. Nuestros amigos nos invitaron a una magnífica cena en el Club Náutico. Nunca pensé que en un puerto onubense pudieran preparar un solomillo de ternera tan exquisito, más propio del norte de España que de Huelva.


Puesta de sol en Mazagón

VIERNES 6 DE JULIO.

Nos despedimos de nuestros amigos, llenamos el mini depósito de gasóleo y ponemos rumbo directo al Quemao (Rota) cuando llevábamos unas 15 millas recorridas comenzó a arreciar el levante (repito en esta zona jamás sopla levante), si aquí soplaba levante ¿que ocurriría tras Salmedina? No tardamos en saberlo. el parte meteorológico se cumplió como casi siempre, levante Fuerza 5 con rachas de 6. No logramos pasar la piedra de Salmedina. Después de muchos saltos y más rociones, con un tercio de génova, pusimos rumbo a Chipiona, buscando el refugio de su puerto deportivo. El barco en todo momento nos transmitió una seguridad total, que nos hizo disfrutar toda la travesía.


Limpieza del Panchito en el puerto deportivo de Chipiona


SÁBADO 7 DE JULIO.

Abandonamos el puerto de Chipiona en un régimen de brisas que no permite la navegación a vela. Motor 5 nudos y en tres horas alcanzamos el puerto deportivo de Rota. Esta semana de auténtico lujo acaba de terminar. Llegamos cansados pero extremadamente satisfechos.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Viaje a Portugal 2.007. Capítulo II

DOMINGO 1 DE JULIO.

Antes de partir rumbo a Ayamonte repostamos gasóleo, y grande fue mi sorpresa cuando sólo entraron 12 litros ¿cómo era posible? ( de repuesto rellenamos dos petacas de 25 litros y una de 5 litros).

Entre Isla Cristina y Ayamonte, existen bajos que se adentran mucho en el mar, es importante dejar un resguardo de seguridad. El río Guadiana está balizado, por lo que no encontramos problemas en alcanzar el puerto deportivo de Ayamonte. El puerto es pequeño y presta pocos servicios pero nos gustó porque está dentro del pueblo y resulta acogedor, además se vive un ambiente muy marinero porque aquí hacen escala barcos de todos los países. Arreglamos los papeles, dejamos el “Panchito” en su pantalán, y comenzamos la subida del Guadiana a bordo del “Padilla”. El consumo poco responsable de botellines de cerveza amenaza con dejarnos sin existencias antes de llegar a nuestro destino.


Ayamonte (hacer click para agrandar las fotos)


Como en todos los ríos, para que el ascenso sea satisfactorio hay que aprovechar la subida de la marea, lo recomendable es partir una hora o dos después de la bajamar. La corriente nos regalaba dos nudos de velocidad por lo que leíamos en el GPS 7 nudos de media. ¡Ojo! A los bajos que hay entre Ayamonte y el puente “colgante”, en toda la zona de poniente. Una vez superado el puente, el río tiene un calado de unos 8 metros en todo su cauce , se puede decir que el río es perfectamente navegable de orilla a orilla.


Puente colgante sobre el Guadiana


Vigilancia del río

Vale la pena subir el río Guadiana hasta Sanlúcar de Guadiana (lado español) o Alcoutin (lado portugués) en donde existen pantalanes para tomar tierra. Desde el principio, encontramos en todos los márgenes del río barcos fondeados, la mayor parte de ellos de pabellón extranjero, preferentemente británicos y alemanes. El ascenso debe tener unas 20 millas y se hace en unas 3 horas y media. En Alcoutin conocimos a unos holandeses que llevaban viviendo allí tres años en su barco, estaban esperando el viento que los llevara a otra parte del mundo (querían ir a Argentina) pero todavía nos le había llegado, y allí estaban bebiendo cerveza.

Nuestro viento nos llevó de regreso a Ayamonte, la confianza nos hizo pinchar pasado el puente, en el centro del río, (como se comentó anteriormente hay que pegarse al margen de Ayamonte) pero sin consecuencias. Aunque Josema iba a la caña es de justicia decir en su defensa que el patrón estaba roncando tranquilamente en el interior del barco.


Sanlúcar de Guadiana desde Alcoutin


Vista general del Guadiana

Una vez atracados, ducha y buena cena (incluidos huevos fritos con patatas), copita a bordo y a descansar.

LUNES 2 DE JULIO.

Hay un dicho que dice “A quien madruga Dios ayuda”. Este no fue nuestro caso, nos levantamos tarde y un poco resacosos. Partimos con rumbo a la isla de Culatra a las 13.00 HRB. Tal y como estaba previsto en el parte meteorológico, sobre las 14.00 HRB comenzó a soplar W. hasta alcanzar F5 y marejada. En estas condiciones resultaba imposible alcanzar el cabo de Santa María. Decidimos refugiarnos en la Isla de Tavira.

He de decir que el Puma 26 se comportó francamente bien. Como saben los propietarios de este magnífico barco, en el paso por ola no da pantocazos. Aún así de tanto golpetazo saltaron algunos tornillos del depósito de agua y se inundó parcialmente la conejera (en donde yo duermo). Rociones tuvimos bastantes. Llegamos a Tavira muertos de frío y chorreando. Al alcanzar el fondeadero de Tavira nos sorprendió ver el gran número de veleros allí fondeados, muchos al igual que nosotros acababan de llegar para refugiarse del mal tiempo, junto a nosotros entró un precioso 50 piés de bandera británica.


Fondeados frente a la isla de Tavira

El “Panchito” tiene un fondeo bastante apañado por lo que no me preocupó en exceso pasar la noche allí (las condiciones de Tavira son muy parecidas a las del caño de Sancti Petri en donde he fondeado en otras ocasiones), pero nuestro amigo tenía un ancla de la Srta. Pepis y unos tres metros de cadena, así que se marcaba unos garreos de campeonato. Esta situación nos transmitía mucha intranquilidad y no nos atrevimos a abandonar los barcos. Permanecimos allí toda la tarde tomando unas cervezas y descansando. Como el cambio de marea era sobre las 24.00 h y el “Padilla” llevaba horas sin garrear decidimos coger un taxi-barco (no teníamos chinchorro) y bajar a la isla a cenar. La isla en sí no es gran cosa pero tiene su atractivo, se trata básicamente de una lengua de tierra blanca, densamente poblada de pinos. En su interior encontramos un camping y varias construcciones dedicadas a la restauración. Una chica propietaria de uno de los bares, llamó nuestra atención señalando una dorada de 4 Kg recién pescada. No nos resistimos y nos dimos un festín, amenizado con vino del país. La amabilidad y buen servicio de los camareros nos dejó gratamente sorprendidos.

A las 24.00 h nos esperaba la barca para dirigirnos a nuestros respectivos barcos. El barco de nuestro amigo había garreado unos 50 metros y se aproximaba peligrosamente a un velero alemán. Por no herir sensibilidades evitaré traducir los insultos que nos brindó su propietario. Finalmente José Antonio tomó la determinación de hacerse firme a un muerto que se encontraba libre en ese momento. Sobre la medianoche se produjo el cambio de marea y el consiguiente borneo.

El viento arreciaba (F5) y por seguridad nos quedamos a la expectativa hasta las 3.00 h, tumbados sobre los asientos de la bañera observando las estrellas que se mostraban nítidamente. Un espectáculo grandioso.

Las tres horas siguientes las pasamos alerta pero en el interior del barco. Bueno no exactamente. Yo permanecí alerta en el interior y Josema, temeroso, no se quiso mover de la bañera. Al día siguiente le escuché decir que mis ronquidos se escucharon fuera claramente durante toda la noche, esto último no lo ha podido demostrar y yo no lo creo porque no ronco...

No funcionaba la luz de fondeo del “Panchito”, así que procedimos a fijar dos linternas de leds en ambos obenques para ser vistos. El tráfico de barcos pesqueros fue intenso durante toda la noche.


martes, 9 de diciembre de 2008

Viaje a Portugal 2.007. Capítulo I


VIERNES DÍA 29 DE JUNIO.


Por fin ha llegado el día, desde el momento en el que decidimos hacer el viaje, hace ahora tres semanas, sueño todos los días con esta fecha. Mi acompañante en esta singladura será mi hermano Josema. En esta primera etapa nos acompañará mi hermano Alejandro, que se ha apuntado a última hora (por eso de navegar de noche por primera vez).


Puerto de salida: Rota

Embarcamos a las 21.30h. El barco está preparado de días anteriores: los depósitos de gasóleo, gas y agua están llenos, el barco está limpio y huele a lejía, bajo los huecos de la litera de babor estibamos las bebidas y la comida y ya sólo se tienen que acomodar los dos nuevos tripulantes, comprar hielo, preparar nevera y partir...


Preparativos

La acomodación a bordo se ha dispuesto de la siguiente manera: Josema dormirá y tendrá todos sus pertrechos en la cabina de proa, Alejandro tiene asignada la litera de babor, y yo dormiré en la conejera de estribor.


El barco debe estar libre de chismes que dificulten o agobien la vida a bordo, todo debe estar en su sitio bien estibado.


Prepararando la travesía

Partimos a las 10.45HRB, ponemos rumbo a la boya del "Quemao". El viento ha caído y la noche está muy agradable con luna llena que nos iluminará hasta Mazagón. Junto a la marejadilla sufrimos algo de mar de leva del sur. Las condiciones son muy buenas para la navegación nocturna, hemos tenido mucha suerte. La velocidad que nos indica el GPS es de 5,5 nudos a unas 2.250 rpm. de motor.


Alcanzamos "el Quemao" a las 11.15HRB, desde aquí rumbo directo a Mazagón, dejamos a estribor los bajos de Salmedina sobre las 12.30HRB. Se aprecian claramente las señales luminosas de los faros de Cádiz y Chipiona, la visibilidad es buena. Pocos minutos después nos cruzamos con el barco de crucero fluvial "Bella de Cadix" que hace rumbo Sevilla- Bahía de Cádiz. A continuación, debemos cambiar el rumbo por dos veces para evitar sendos mercantes que abandonan el Guadalquivir y con los que llevamos rumbo de colisión. Uno de ellos de la Cía. Contenemar; realiza la travesía semanal Sevilla- Canarias.


Faro de Chipiona

Pocas dificultades restan hasta Mazagón, la tripulación se acuesta: Alejandro en su litera y Josema en la bañera, a la intemperie, porque se marea en el interior. Me quedo por tanto "solo" junto al incansable piloto automático. Desaparece la señal del faro de Cádiz, ahora se divisan los faros de Chipiona, Matalascañas y Mazagón. Sobre las 04.00 HRB comienzan a aparecer los primeros trasmallos que no nos abandonarán en toda la costa de Huelva, el mar está minados de ellos y no todos están bien señalizados. La situación es preocupante porque tememos enganchar alguno con la hélice, así que Josema se sitúa en la proa y me dirige en la oscuridad, aún así rozamos algunos que esquivamos en el último momento.



Dique Juan Carlos I

Son las 05.55 HRB y estamos en la boya de recalada del río Odiel, junto al espigón "Juan Carlos I", pronto divisamos en la oscuridad las luces de navegación de nuestro compañero de viaje "Padilla", un bonito Fortuna 9, patroneado por nuestro amigo José Antonio Padilla y su encantadora mujer Isa. Ante nuestra sorpresa y por unos segundos Alejandro abandona su prolongado periodo de letargo para observar la maniobra de aproximación, pero pronto nos abandona de nuevo, parece que el ruido del motor Mitsubishi diesel de tres cilíndros ubicado junto a su litera no le afecta lo más mínimo.


SÁBADO DÍA 30 DE JUNIO.


Inmediatamente ponemos rumbo directo a Isla Cristina (HRB 06.30), con las primeras luces comienza a soplar un viento del suroeste que levanta una pequeña ola muy molesta. Llevamos 8 horas de navegación, aprovechamos para preparar unos bocatas de foiegrás y picar algo, Alejandro resucita parece que tiene hambre.

El barco no tiene nivel de combustible, en definitiva no controlo bien el consumo del mismo. En una decisión equivocada, decido echar gasóleo con la única petaca que llevamos de 5 litros. Los últimos litros de gasóleo se deben reservar para, llegado el caso, disponer de combustible para cubrir las últimas millas de entrada a un puerto o refugio, el resto en caso de ir cortos se realizarán a vela.

Nos quedamos sin combustible a las 09.00 HRB a 7 millas de Isla Cristina, nos han faltado 3 litros para cubrir la travesía. Debe haber algún problema porque en 10 horas de navegación no se ha podido gastar el depósito más los 5 litros de la petaca. Para empeorar las cosas el viento ha caído por completo y la calma es total. Es imposible continuar a vela.

Echamos el ancla, la sonda marca 19 metros de profundidad a unas 6 millas de la costa. Mientras nuestro compañero de viaje marcha en busca de gasóleo, permanecemos fondeados (hasta las 13.00 HRB). Realmente el calor es sofocante, nos bañamos y hacemos uso de nuestros abundantes recursos cerveceros.

Estos son los momentos que se echan de menos en las largas jornadas laborales de invierno, a saber: el mar como un plato, agua transparente, calor, baños interminables, nos sobra el tiempo, no sabemos que hacer, dormitamos, comemos y bebemos, en fin... una gozada.

Como todas las desgracias vienen juntas, recibimos la llamada por la emisora de nuestro compañero de viaje, el cual nos comenta que cuando estaba en la gasolinera ha comenzado a subir la temperatura de su motor. Ha petado la bomba de agua. Buscan un mecánico que les solucione el problema porque no lleva a bordo recambio de la misma. Finalmente soluciona el problema, para entonces ha saltado el viento SW, y alcanzamos a vela las proximidades de Isla Cristina, rellenamos gasóleo con la petaca que nos facilita nuestro amigo y entramos finalmente en el puerto "Marina de Isla Canela" (1500HRB), un pequeño puerto muy coqueto, rodeado de bares, restaurantes, tiendas, etc.

Los problemas no han hecho más que empezar, me he dejado el recibo del seguro en la oficina, y no me autorizan a permanecer en la marina. Llamo por teléfono, a un 902 de Mapfre para que envíen un fax confirmando la vigencia de la póliza, pero se niegan alegando que esas operaciones no están permitidas por teléfono, manda huevos. Los seguros siempre te prometen todo y después en el momento que los necesitas no te dan nada. Llamo a mi Puerto Base (Rota) y facilitan la documentación requerida pero sin el extracto bancario del seguro. Nos vemos en la calle. Finalmente nos conectamos a internet accedemos a la cuenta electrónica e imprimimos el extracto solicitado, ahora sí problema resuelto.


Atracados en Isla Canela

Nos reponemos de tanta mala suerte en el bar "El Chiringuito" donde pese a la hora (17.00 h) amablemente nos preparan un arroz caldoso para chuparse los dedos. Después de comer, mi hermano Alejandro toma un autobús de regreso (la novia no tiene espíritu marinero). Por la noche tomamos unas cervezas en los bares de la zona y después cenamos de lujo en el "Padilla".



Marina Isla Canela