domingo, 14 de diciembre de 2008

Viaje a Portugal 2.007. Capítulo III y último.

MARTES 3 DE JULIO.

¿Nos levantamos a las 06.00?, realmente nunca llegamos a dormir en esta noche de viento huracanado. Era de noche cuando abandonamos la isla de Tavira (06.30h). Decidimos poner rumbo a Vilamoura, abandonando la idea de fondear en Culatra. Entre el Cabo de Santa María y Tavira existe una almadraba que está bien señalizada, pero ¡ojo con ella!. El mar estaba como un plato, nada que ver con el día anterior. Llegamos a Vilamoura creo que sobre las 12.30h. con un calor sofocante. Nuestra velocidad media no bajó de los 6 nudos. Estabamos en Vilamoura, habíamos alcanzado el objetivo marcado y superado el ecuador de nuestro viaje. Vilamora es un puerto de lujo en donde abundan las motoras y grandes yates tipo Astondoa, Fairline, Azimut, etc.

Una vez en tierra firme, no era difícil encontrar un Aston Martin o un Hummer tipo CSI Miami, y naturalmente unas chavalas que quitaban el hipo. Un “Puerto Banús” en Portugal. Los servicios están a la altura del puerto, nos llamó poderosamente la atención que al levantarte del inodoro la cadena se activaba automáticamente. Después de aliviar el estómago y de una refrescante ducha, estábamos preparados para hidratamos con profusión, hasta bien entrada la tarde. Por la noche vuelta por el puerto, cerveza de rigor y cena en el barco con fabada asturiana incluida.


Pantalán de espera en Vilamoura





Estamos en Vilamoura

MIÉRCOLES 4 DE JULIO.

Desayuno, limpieza de los barcos, comida en una de las terrazas del puerto y salida ¡por fin! a vela hasta Albufeira, una costa muy bonita, agua muy limpia, una maravilla. Por la noche repetimos fabada, y Padilla se anima a preparar unos chorizos picantes en la cocina del barco.



JUEVES 5 DE JULIO.

A las 07.45 h abandonamos el puerto de Vilamoura, no queda más remedio que regresar. Tenemos la mala suerte de que soplaba muy poco viento y además de levante (en la costa de Portugal y Huelva el viento predominante es el poniente). Así que nos hicimos a la idea de hacer todo el regreso a motor. A la altura del cabo de Santa María, quizás debido a la vaciante del estuario del río Formosa, nos sorprendió una castaña muy fuerte, pero fue breve. La mayor añadía medio nudo a nuestra velocidad media que era de casi 6,2 nudos. El calor era sofocante, a bordo no teníamos ni toldo ni bimini, ni nada parecido. Nos achicharramos. De nuevo por delante horas y horas para descansar, beber cerveza, intentar pescar, picotear, tiempo de vacaciones.

La confianza casi nos juega una mala pasada. Barco navegando a 6 nudos en un mar que estaba como un plato, calor mucho calor, piloto automático, rumbo rectilíneo y muchas horas por delante. Mi hermano que estaba de guardia (aunque realmente siempre estábamos los dos) buscando la sombra de la mayor se sentó en el exterior de la bañera apoyado en el guardamancebo, este se rompió y cayó al agua por estribor. Si en lugar de ir a su lado pendiente, duermo en el interior no creo que lo hubiera escuchado con el ruido del motor, mejor no pensarlo.

La costa española está infectada de boyas que señalizan la posición de las artes de pesca, hay que estar muy pendientes. A 7 millas de la costa de El Rompido observamos el paso de un delfín.


Llegamos a Mazagón con la puesta de sol (21.30h), la travesía se nos hizo un poco larga por el calor. Repetimos la maniobra de siempre: ducha, cervezas reparadoras y buena cena. Nuestros amigos nos invitaron a una magnífica cena en el Club Náutico. Nunca pensé que en un puerto onubense pudieran preparar un solomillo de ternera tan exquisito, más propio del norte de España que de Huelva.


Puesta de sol en Mazagón

VIERNES 6 DE JULIO.

Nos despedimos de nuestros amigos, llenamos el mini depósito de gasóleo y ponemos rumbo directo al Quemao (Rota) cuando llevábamos unas 15 millas recorridas comenzó a arreciar el levante (repito en esta zona jamás sopla levante), si aquí soplaba levante ¿que ocurriría tras Salmedina? No tardamos en saberlo. el parte meteorológico se cumplió como casi siempre, levante Fuerza 5 con rachas de 6. No logramos pasar la piedra de Salmedina. Después de muchos saltos y más rociones, con un tercio de génova, pusimos rumbo a Chipiona, buscando el refugio de su puerto deportivo. El barco en todo momento nos transmitió una seguridad total, que nos hizo disfrutar toda la travesía.


Limpieza del Panchito en el puerto deportivo de Chipiona


SÁBADO 7 DE JULIO.

Abandonamos el puerto de Chipiona en un régimen de brisas que no permite la navegación a vela. Motor 5 nudos y en tres horas alcanzamos el puerto deportivo de Rota. Esta semana de auténtico lujo acaba de terminar. Llegamos cansados pero extremadamente satisfechos.

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