viernes, 4 de septiembre de 2009

Ropeo

Ocurrió hace unos 20 años en casa de mis padres, en una soleada tarde de septiembre, junto a la piscina y en compañía de unas bellas señoritas.

Un amigo se presentó en casa, junto a unas chicas que nos quería presentar. La idea era pasar la tarde en la piscina, tomar un refrigerio e intentar ligar con ellas.

Es preciso aclarar antes de continuar, que las visitas femeninas, por aquel tiempo, no eran muy habituales en mi casa. Lo normal era disfrutar de grandes partidos de fútbol, de tenis, de rugby, incluso la organización de fiestas que duraban dos días. Pero siempre entre amigos (y algunos años más tarde en compañía de alguna que otra novia). Las mujeres brillaban por su ausencia.

Es fácil entender entonces que nuestra actitud, en este caso la de mi hermano Carlos y la mía, no estaba muy familiarizada con el sexo débil y por consiguiente costó romper el hielo y comenzar a hilar algún tema interesante en el que pudieramos participar todos.

Las chicas se despojaron de sus pareos y se sentaron sobre unas tumbonas frenta a nosostros que permanecíamos apoyados sobre el bordillo de la piscina.

Había tomado la palabra mi hermano Carlos que con su verborrea monopolizó la charla. En un momento determinado de la conversación (todos estábamos pendientes de él) realizó, buscando un mayor comodidad en su postura, un complicado cruce de piernas del que resultó una sonora pedorreta que fue de menos a más: poroponponponponpero.

Intentó disimular, las chicas hicieron como si no lo hubiesen oído, pero mi amigo comenzó a dar grandes carcajadas y a decir: "¡Carlos eres tan romántico como Romeo!,¡bueno no más bien como Ropeo!.Todos rompimos a reir, ya sin poder aguantar más.

Nunca volvimos a ver a las muchachitas. Durante bastante tiempo estuvimos llamando a mi hermano Ropeo, en recuerdo de aquel flautulento día.

1 comentario:

Capitán dijo...

Yo fui testigo directo de ese momento... Como tantos otros días en esa época, estaba disfrutando de una cerveza con los amigos en el maravilloso e inolvidable "campo" de mi amigo Cálvaro.