miércoles, 1 de abril de 2009

Provincia ultramarina del Sáhara Español. 1ª Parte

No soy historiador. Pero después de leer distintos estudios de procedencia diversa y con la perspectiva que nos da el tiempo (han pasado más de 30 años), me atrevería a destacar algunas cuestiones claves, que normalmente no se mencionan, sobre las razones que llevaron a España a abandonar la que fue antigua colonia del Sahara Español y, posteriormente, provincia española en África.

La historia conocida por todos, y que aparece en todos los libros de historia, es la siguiente:

A comienzos de la década de 1970, ante los deseos de Marruecos y Mauritania de anexionarse el territorio, el gobierno español empezó a tratar de la autonomía, a crear un partido pro-español (el PUNS); por último comunicó a la ONU la intención de celebrar un referendum de autodeterminación en 1975. Mientras, entre los saharahuis se creaba el Frente Popular para la liberación de de Saguia el Hamra y Río de Oro Frente Polisario. El 6 de noviembre de 1975 la Marcha Verde (organizada por el rey Hassan II de Marruecos) traspasó la frontera internacionalmente reconocida del Sáhara Occidental. En virtud de los Acuerdos de Madrid de 1975, se estableció una administración temporal tripartita constituida por España, Marruecos y Mauritania. El 26 de febrero de 1976 España abandonó el territorio, tras lo cual el Frente Polisario proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y emprendió una guerra de liberación del territorio contra estos dos países. Mauritania terminaría por retirarse quedando sólo Marruecos.

Hasta aquí la historia oficial. Desde mi punto de vista todos los factores que llevaron a la metropoli a abandonar de mala manera su territorio ultramarino convergen en una única, decisiva, poderosa e incuestionable razón: Los intereses estratégicos y económicos que tenían los Estados Unidos en la zona.

Estos factores los resumiría en 3 puntos:

1) Factor Geoestratégico.
2) Factor Económico.
3) Factor Militar.

Que se desarrollan a continuación:

1) Factor geoestratégico.

El Atlántico Norte era para los americanos en el año 1.975 lo que el Mare-Nostrum para los Romanos en el siglo II.dC: zona de dominio absoluto(exceptuando Cuba). Les interesaba que el territorio del Sahara pasara a manos de Marruecos, aliado preferente de EEUU, porque el inminente cambio de régimen en España podía deparar sorpresas, que desestabilizaran el complejo equilibrio de fuerzas en Europa y por ende del norte de África. Este trozo de territorio suponía una plataforma privilegiada sobre el Atlántico, de gran interés para la Unión Soviética. No olvidemos que este capítulo se desarrolla en plena Guerra Fría.

2) Factor económico.

La compañía española CEPSA realizó durante los años 60 en el Sáhara Español prospecciones en busca de petróleo. Como resultado de estos estudios se localizó una veta de fosfatos de gran pureza. Algunos años después el INI (Instituto Nacional de Industria) llevó a cabo una inversión millonaria por importe de 100.000 millones de pesetas (600 millones de euros) para explotar los recursos mineros del yacimiento denominado de Bou-Craa. Posiblemente la mina de fosfatos más importante del mundo, con unas reservas estimadas en más de 300 años. Fácilmente extraible por encontrarse en la superficie sólo existía el problema de la distancia que lo separaba del mar, para su posterior transporte a la incipiente industria petro-química ubicada en Huelva relacionada con la elaboración en fertilizantes, detergentes, etc. Este problema se resolvió con la construcción de la cinta transportadora más grande del mundo, que cubría una distancia de 100 kilómetros. La gran obra de ingeniería que supuso la mina bien merece un capítulo aparte.

Estados Unidos y Marruecos controlaban el mercado mundial de fosfatos. En aquel momento además se seguía una política encaminada a bajar la producción con la intención de mantener los precios altos. A EEUU no le interesaba un nuevo exportador de fosfatos a gran escala, fuera de su control, y con una nueva y potente industria de fertilizantes.

3) Factor militar.

El Almirante Don Luis Carrero Blanco lo tenía claro: si España quería ser una potencia mundial y no sólo económica (ya estaba entre las 10 naciones más industrializadas del planeta) no podía renunciar a un programa nuclear propio que garantizara su independencia energética y militar. Admiraba al General Charles De Gaulle que había optado por seguir este camino en contra de las presiones norteamericanas. De hecho Francia nos vendió una central nuclear, Vandellós I, de tecnología obsoleta y sin ningún valor energético, con el objeto de procesar Uranio con fines militares fuera del control que ejerce EEUU sobre las otras centrales instaladas con su tecnología. El desarrollo de la bomba atómica española ya estaba en marcha y en un estado muy avanzado. Carrero Blanco había decidido que las primeras pruebas de la bomba se realizaran en el desierto del Sáhara. Estados Unidos no podía permitir que otra nación (y con un futuro cuanto menos incierto) se uniera al club de las potencias nucleares.

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