jueves, 9 de agosto de 2012

Diario de Navegación. 3ª Parte y última.

18 de julio de 2.012 jueves. Marina Isla Canela- Chipiona (50 millas)

Demora seguida Isla Canela- Chipiona.

Suena el despertador a las 7.00 h. Nuestro tiempo de vacaciones toca a su fin, ha llegado el momento de regresar. Así que soltamos amarras a las 9.00 h y ponemos rumbo directo a Chipiona.

A la salida de la ría de la Higuera, también llamada de Isla Cristina nos cruzamos con al menos 12 barcos de pesca que regresan de faenar. Uno de ellos que iba a toda máquina nos paso muy cerca regalándonos una ola de al menos 0,5 m de altura con el consiguiente roción. En la bocana  y alrededores el mar tenía un color rojo que parecía sangre. Desconozco el motivo pero no era en absoluto atractivo.

Programamos el piloto a rumbo 125º, motor a 2.250 rpm, 5 nudos de velocidad. Tenemos tiempo por delante para leer, descansar, comer, dormir. A las 13.00 h comienza a soplar SW. Izamos velas. El viento suave al principio nos obliga a mantener el motor. Arrecia y apagamos el motor. Rola a sur, por consiguiente navegamos en ceñida a 6 nudos. ¡Fantástico!. Por nuestro través divisamos Matalascañas. Esta zona es de buena pesca así que echo la Rapala. Comienzan a picar las caballas. A la octava caballa decidimos que tenemos suficientes, así que cambio la muestra por una de mayor tamaño (20 cms aproximadamente). A los 20 minutos el carrete comienza a silbar. Un bonito. Lucha como un condenado y termina por soltarse. Pica un segundo bonito, éste más grande, lucha con más fuerza que el primero, tanta que el carrete no recupera sedal si no que lo pierde. No quiero parar el barco porque vamos a vela y es un jaleo. Finalmente cuando el carrete se iba a quedar sin sedal lo agarro y termina por romperse perdiendo la rapala y el bonito, ¡qué pena!. Sin embargo disfruté de unos minutos estupendos que incluso contagiaron a mi mujer nada aficionada.

Pesca de categoría para un principiante

Llegando a Chipiona, a más de 6 nudos, y con el barco en ceñida rabiosa decidí echar de nuevo una muestra a la altura de la boya del Perro, donde unos días antes habíamos pescado la Chova (o anchova no sé bien como se llama), para probar suerte. Para nuestra sorpresa pescamos otra pero más grande que la anterior. Temí hasta el último momento perderla por la velocidad que llevábamos. El trofeo no cabía en la nevera que utilizamos para nuestras pequeñas capturas.



Entramos exultantes en Chipiona a las 19.00 h. Repetimos pantalán I-16. Y como en la anterior ocasión repetimos la operación: limpieza de pescado, ducha y cerveza. Precisamente tomando la cerveza y comentando en el bar la captura del último minuto, el dueño del restaurante se ofreció amablemente a prepararnos a la plancha nuestro preciado botín.

Qué cena más agradable, como disfrutamos de nuestra Chova, que buena estaba. Desde estas líneas le doy una vez más las gracias a Ricardo, dueño del restaurante "El Náutico" sito en el mismo puerto de Chipiona, por su amable actitud hacia nosotros. Chapeau.

19 de julio de 2.012 viernes. Chipiona- Cádiz (20 millas).


Esta travesía la he realizado muchas veces pero no por ello ha perdido para mi el encanto del primer día. Salimos de la bocana del puerto de Chipiona con viento cero y el mar como un plato. A la altura de la boya de El Perro,en pleamar y con marea muerta, dejé el barco al pairo y me di un baño de los que no se olvidan. El agua estaba estupenda. Limpia y cristalina.

Gran parte del tiempo de la travesía la disfrutamos  sentados en la proa tomando unas cervezas con algún aperitivo. Al alcanzar El Quemado saltó el viento y esto nos permitió finalizar la navegación a vela.


En Puerto América nos encontramos como en casa, entre otras cosas porque siempre nos dan el mismo atraque si esta libre. El puerto por su ubicación, a la finalización del dique de San Felipe, y por estar algo alejado de la ciudad, es extremadamente tranquilo pero con un ambiente muy marinero ya que aquí hacen recalada muchísimos barcos extranjeros: franceses, ingleses, alemanes, etc. A nuestro lado, de vecino, tenemos un velero argentino patroneado por un par de señoras de mediana edad.

Por la noche preparamos en la cocina del barco las caballas pescadas el día anterior , para ello utilizamos un perolo grande con aceite de oliva, ajo y finalmente un toque de manzanilla Solear. Cenamos en  la bañera en una noche inolvidable. Y naturalmente nos ponemos morados.

20 de julio de 2.012 sábado. Cádiz.

¡Qué bonita es Cádiz!, que maravilla pasear por sus calles. Frente al hotel París- Francia, entramos en una librería de toda la vida en donde vendían libros de segunda mano. Echamos un rato muy agradable y nos llevamos unos pocos. Como era relativamente temprano pudimos coger mesa en la terraza del bar "Las Flores", todo un clásico de Cádiz. Después de comer disfrutamos de un helado y un café irlandés en la heladería "Salón Italiano". Para bajar la comida decidimos que nada mejor que un dar un paseo por el parque Genovés y la playa de La Caleta, Castillo de San Sebastián, etc. Y regresar, claro.

Entre los libros se encontraba uno escrito por mi hermana hace años. Ya es casualidad.

Llegamos a Puerto América cansados pero muy satisfechos. Manguerazo en el pantalán y plácida lectura hasta la hora de la cena. Cenamos en el bar del puerto con nuestro amigo Manolo y su encantadora mujer. Finalizamos una magnífica jornada tomando una copa en el Bavaria 30 de nuestros amigos.

Que trabaje el piloto automático.


21 de julio de 2.012 Domingo. Cádiz- Puerto de Santa María (4 millas).


¡Qué pronto se acaba lo bueno! y ¡que bien lo hemos pasado!. Toca regresar a nuestro cercano puerto base del Club Náutico del Puerto de Santa María. Una vez allí, nuestro amigo Antonio, dueño del bar del club, nos sorprende gratamente con una mariscada para dos que pone punto y final a nuestras vacaciones de verano.

¡Al ataque!

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