domingo, 2 de noviembre de 2008

Recordando viejos tiempos

Cuando un amigo, me propuso dar un paseo por el campo con nuestras motos, una duda me asaltó, aunque la idea me resultaba extremadamente atractiva, ¿estaría la moto preparada para enfrentarse de nuevo a la montaña como cuando era una jovencita?, Con más de 25 años, cumpliendo como una campeona, ¿no llegó la hora de concederle un merecido descanso?.



Es razonable pensar que la senectud desaconseja los excesos mecánicos. Además me siento obligado, como si hubiera contraído un compromiso sagrado, de mantenerla en perfecto estado de conservación, para disfrute de futuras generaciones. Este legado que ha llegado a mis manos conforma parte de nuestro patrimonio motociclista español.


Pero también es cierto que sería una aberración condenar a la Montesa 360 L a una vida ociosa, reducida a la oscuridad del garaje y a la vuelta a la manzana de los domingos soleados. Estas motos no han nacido para eso. Su medio natural es el campo, los caminos y la naturaleza.


La decisión estaba tomada. A las 9.00 de la mañana estabamos preparados para partir. Nuestro destino, una sierra cercana que dista unos 6 Km de mi casa. Pronto abandonamos la ciudad y el asfalto por un camino facilón de albero con algunos charcos aislados, que intentaba esquivar para no ensuciar mucho la moto. Mi amigo iba en cabeza con su estupenda Honda XR-250, yo disfrutaba del precioso sonido trompetero de su motor 4T.


Hace muchos años leí en "Motociclismo", en una entrevista que tenía como protagonista a D. Francisco Bultó, fundador de Bultaco, que para disfrutar el espíritu de estas motocicletas es necesario correr, dar gas y arriesgar...esto es así.


La ilusión, la emoción, las ganas se fueron apoderando de nuestra forma de conducir y el planteamiento inicial muy conservador quedó atrás.


El camino cambia, es revirado, de grandes pendientes, el paraje es de gran belleza, está densamente poblado de pinos y eucaliptos.


A estas alturas los charcos han dejado de ser un problema y acumulamos generosos pegotes de fango y barro. Intercambiamos las motos, varias generaciones separan los dos modelos, las suspensiones y frenos de la Honda están a un nivel muy superior y resulta muy sencillo ir deprisa con ella. La Montesa tiene un motor fabuloso, muy superior en potencia, empuja firmemente desde bajas revoluciones hasta el infinito.



Tras bajar una trialera de gran pendiente alcanzamos un cenagal que nos vemos obligados a atravesar. La Montesa acumuló mucho fango y el avanzar se convirtió en misión imposible, hasta que se caló. El panzazo que pegué sobre el fango me recordó que con el tiempo yo también me había convertido en un elemento de museo, que hay que sacar sólo de vez en cuando. Con mucho esfuerzo pudimos sacar la moto de aquel barrizal, he de reconocer que mi amigo está en muy buena forma física, porque yo pensaba que la moto se quedaba allí.


Llegaba el momento de regresar a casa después de disfrutar de un día inolvidable. Una buena dosis de tiempo y de agua a presión y las motos recuperaron su aspecto de las primeras horas de la mañana, más o menos. La Montesa había perdido algunos tornillos pero había resistido muy dignamente.



Recuerdo de mi juventud el haber empujado otras motos por diversas causas: averías, pinchazos, falta de gasolina, etc. Mi Montesa no quiso privarme de aquellos recuerdos imborrables y en fin después de tanta agua... bueno digamos que se había ganado un merecido descanso.


4 comentarios:

WANIN dijo...

hola alvaro, soy juan tengo unos cuantos blogs en marcha, pero si quieres, el mio personal es:lawanitina.blogspot.com, linkame y el tuyo sera linkado isofacto. Puedes hecharle un vistazo al reto de mis blogs, por si hay algo que te guste y copiarlo para el tuyo. Si tienes alguna duda me lo comentas.

alex dijo...

Buenos días Álvaro,

como el otro protagonista de la aventura tengo que decir que es muy veraz el texto, pero creo que ha exagerado poco, hoy me encuentro como un zombi, mis piernas por un lado y el tronco la espalda y demás por otro. Pero mereció la pena lo haría siempre que pudiera y tengo que decir aquí y ahora que Álvaro fue sencillamente genial, un AS de la moto con un control admirable, y una agilidad digna de BRUCE LEE dando una serie de piruetas para caer por un poco más como un gato ...pero no dio tiempo y fue de espaldas... pero genial asombroso,

Manuel Dupé dijo...

Hola Alvaro,

me alegra ver que "uno de los nuestros" se ha decidido a seguir un diario.
Lo que has publibado hasta ahora me gusta en forma y fondo. Espero que no te aburras y nos sigas entreteniendo con tus relatos.

Saludos, Manuel.

Cixert dijo...

Las Montesas son las moto que mas molan. Resisten el monte perfectamente tengan los años que tengan. Solo hay que tener los tornillos bien apretados.
Aqui me encuentro buscando una 360 para adquirir.
Suerte y saludos desde Asturias
Ramon